La cultura escolar, ¿determina o es construida desde la escuela?
Conclusiones.
La cuestión de quién determina a quién conduce a una
reflexión muy interesante porque hay muchos elementos que observar y en
ocasiones está tan arraigada la cultura escolar y el desarrollo de los procesos
educativos que pasan desapercibidos para el hombre común que sólo los vive sin
plantearse preguntas al respecto.
Los argumentos que sostienen que la cultura escolar se
construye desde el alumno se basan fundamentalmente es su quehacer social
cotidiano, puesto que con la sola participación escolar en contacto con sus
pares y maestros y la aportación de su historia de vida y capital cultural al
grupo se generas significatividades y símbolos reconocidos al interior de la
escuela, además estas significatividades comunes entran en contacto con las
particulares lo que sin duda es un punto determinante para el ejercicio de una
cultura escolar propia.
Por otra parte también el maestro colabora en la
construcción de la cultura escolar, puesto que tiene la capacidad de
reconstruir o modificar los elementos curriculares en su discurso pedagógico,
es decir, puede recontextualizar los contenidos o las formas según el entorno social
o cultural según su criterio. Aún sin darse este proceso y si sólo acatase los
señalamientos del programa en sus clases la conducción de las actividades
suscita en el grupo intervenciones e interacciones entre alumnos y maestro,
siguiendo o marcando nuevas pautas de conducta y valores deseables que orienten
a la realización de la tarea pero también al orden dentro de la escuela y con
ello a la formación moral y social de los alumnos, o dicho de otra forma,
construyendo una cultura para ese contexto particular.
No obstante, si analizamos la situación desde la cuestión
de cómo la cultura escolar determina al alumno también se puede argumentar que
el contexto social de la escuela conduce a que el alumno internalice valores y
normas y hechos propios los reproduzca o resignifique en contextos
extraescolares haciendo entonces de la cultura escolar una cultura personal.
El alumno se forma entonces una identidad
particular, la escuela pasa a formar parte de su historia de vida y se vuelve
un referente interno en adelante. En lo colectivo el alumno comparte un tronco común con sus compañeros lo que
le otorga una identidad social común, tal como lo es la nacionalidad o incluso
más específicamente el sentido de pertenencia a una región dentro de una
nación, así como también lo lleva a reconocer la pertenencia a un estrato
social.
El maestro, como agente de la educación no
escapa a la realidad de la escuela ni a su realidad propia como ser social, la
interacción con sus alumnos y otros maestros le confirma, le reconoce o incluso
lo invalida en su rol y desempeño, asimila las normas institucionales en lo
material pero también en lo que a las interacciones con alumnos y maestros se
refiere. Las responsabilidades que la cultura escolar le confiere sobre la
formación y el cuidado de sus alumnos pasan a formar parte de su habitus; de su identidad personal y
colectiva.
La cultura escolar se da como un proceso de interacciones
omnidireccionales en el cual todos sin duda se ven influenciados por la cultura
instituida, pero también todos tienen la posibilidad de influenciar en ella
como fuerzas transformadoras o instituyentes.
Hacer conciencia de ello permite (y por momentos obliga
a) ser sujetos activos dentro de la escuela, puesto que ya no sólo somos
responsables de lo que enseñamos o aprendemos, sino también de lo que aprenden
los demás a lado nuestro y del cómo enseñan nuestros maestros.
La capacidad de modificar aspectos culturales dentro de
la escuela es real y está presente en la cotidianidad, aunque no por ello es
cosa fácil ni se lleva a cabo en poco tiempo, pues cada individuo trae consigo
un capital cultural privado e intereses que tiran
hacia diferentes direcciones.
Esta reflexión así como los trabajos de este módulo y su
expresión materializada en este boletín traen consigo una invitación
introspectiva hacia las experiencias previas y conducen a ver con otros ojos la
realidad; dicen que no se ve lo que no se conoce y ahora, con un poco más de
referencias en la mente miro hacia el panorama que se impone al considerar el
objeto de reflexión-acción propuesto.
La realidad escolar en que he vivido y coexistido toma
forma y sentido a la luz de los autores que hemos revisado, pero aún queda la
sensación de ser invitado a conocerla más a fondo, y más aún a intervenir en
ese mundo al interior de la escuela, consciente de los alcances que tienen las
acciones de los individuos como parte de los procesos escolares.
Referencias:
Andrade,
Patricia (2000). El lugar de los sujetos en la
educación y en el currículo. Revista electrónica
UMBRAL Nº 7 REDUC.
Berger,
P y Luckman, T. La construcción
social de la realidad. Los fundamentos del
conocimiento en la vida cotidiana.
Bolívar,
A. (1996). Cultura escolar y
cambio curricular. Bordón, 48 (2), 169-177.
Espeleta, J y Rockwell, E. (1983). La escuela: relato de un proceso de construcción teórica. Ponencia
presentada en seminario CLACSO sobre educación, Sao Paulo, Brasil.
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