sábado, 16 de mayo de 2015

6. El estado y la construcción de identidad: papel de la escuela.

El proceso que los alumnos viven en su paso por la escuela deja una huella en sus vidas que permanece y se manifiesta en la cotidianidad de sus relaciones sociales; los niños que hoy están en los salones de clase, aprendiendo y conviviendo serán muy pronto los ciudadanos que construyan y lleven a la práctica la cultura y el desarrollo socioeconómico del país.
Las referencias morales y las concepciones básicas del entorno que se dan en el contexto escolar trascienden hasta formar parte de la identidad y del cuerpo de significatividades internas de una persona, puesto que ha hecho suyos esos valores en un entorno que simula o intenta reproducir la vida diaria y adulta en sociedad con sus múltiples relaciones y conflictos que han de resolverse si se pretende continuar gozando del derecho de pertenencia al entorno social, además la exposición a este entorno de relaciones interpersonales  se suma día con día al proceso histórico personal que le hace diferente al resto de individuos aún formando parte de la sociedad y existiendo rodeado de ella de manera balanceada.
Puede darse, sin embargo, que los individuos actúen como resistencia o contrapeso al orden social cuando no logran interiorizar las significatividades que llegan de forma extrínseca (los compañeros, los maestros, su propio entorno social) y que dan soporte al modelo que orienta la dinámica social vigente, o bien cuando no se da una relación recíproca entre los integrantes de una parte de la sociedad, pues se rompe el equilibrio de dicha interactividad.
En la escuela se confirman o abaten las actitudes y los símbolos que la colectividad social legitima o invalida a través del diálogo, a veces incluso un diálogo que no requiere palabras y que se muestra en las formas de coexistir entre pares y maestros pero que armoniza (homologa) los criterios en el contexto particular de cada establecimiento educativo favoreciendo al balance mencionado anteriormente y a la permanencia de la institución.
Y es justamente en la búsqueda de esa armonía que el estado, como gestor de las transformaciones económicas y políticas interviene con programas y reformas que institucionalizan las diferencias, las similitudes y los cambios en los diferentes ambientes educativos dentro del territorio nacional según sus intereses y las demandas de la sociedad y la industria. La figura del estado da legitimidad al propio sistema educativo en una suerte de validación mutua que le permite extender certificaciones oficiales al tiempo que se integra a la estructura de las instituciones políticas del país.
Con esto la educación en el marco formal de la escuela se convierte en una responsabilidad del estado en tanto los sujetos pueden desarrollar autonomía y al mismo tiempo identidad colectiva en ella, autorregulándose en su proceder moral y negociando la diferencia hacia la cooperación o colaboración con otros individuos, todo lo cual puede resumirse como la conformación de ciudadanos ideales o cuando menos en vías de ese ideal.

Referencias:
Echavarría Grajales,  C. (2003). La escuela un escenario de formación y socialización para la construcción de identidad moral, en: Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Julio – Diciembre, Vol. 1, No 002, Universidad de Manizales, Colombia.
Morales Hernández, A (s.f). Estado, modernización y educación. Inédito.UPN: 2014.

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